lunes, 11 de junio de 2018

Puedo prometer y prometo

Hablar es muy fácil, pero dar trigo es más complicado. Esta frase la dio M. Rajoy hace ya algún tiempo en el Congreso de los Diputados a cuenta de unas declaraciones de Pablito Iglesias prometiendo cosas sin saber lo que hacía y sin saber si tendría dinero para hacerlo. El viernes pasado, la flamante ministra de Trabajos declaró que defendería una subida salarial de hasta un 3’5% anual para todos los trabajadores durante tres años, es decir, un 10’5% hasta 2021. Si es una promesa, está bien, pero ¿cómo la va a ejecutar?. Se refería a un documento elaborado hace unos meses en el que los socialistas plantean no sólo subidas salariales para los empleados del sector público, sino también para los del sector privado. Y en concreto de entre el 2,5% y el 3,5% en los próximos tres años. Lo llaman recuperación, pero la desigualdad, la precariedad y la pobreza no dejan de crecer, señala el documento en cuestión. Porque, argumentan, desde que el Partido Popular llegó al Gobierno la desigualdad salarial se ha disparado. Incluso en los años de la recuperación. Las medidas son las de casi siempre, y que la ministra pretende impulsar y afectan a las personas con trabajo temporal, que ven cómo su salario va a la baja. A los jóvenes, cuyo salario ha caído un 5,5% en estos años. A los millones de trabajadores en riesgo de pobreza porque bajo la gestión del PP, España se sitúa a la cabeza de los países con trabajadores en riesgo de pobreza, según el documento y como pueden leer ustedes, es lo que siempre dicen, pero que nunca hacen. La nueva titular de Trabajo defiende que las personas que entran hoy en el mercado laboral, su salario será un 25% más bajo que el del resto de los trabajadores y trabajadoras. Y por eso plantea una propuesta para que España tenga un nuevo modelo salarial basado en las subidas de sueldo para los trabajadores, no sólo públicos, sino también privados. Para conseguirlo necesitará a los sindicatos (no se rían por dios, en España todavía existen estos parásitos sociales aunque ustedes no los vean ni por error televisivo), esos perdidos de la mano de dios que nadie sabe a lo que se dedican, puesto que tendrá que presionar en la negociación colectiva y no puede hacerlo como Gobierno. Conclusión, otra legislatura tirada a la basura en este aspecto, porque estos sindicatos se mueven menos que una alcayata, como se ha demostrado en estos últimos años. Y si el gobierno tuviera que meter mano en esa negociación, será sin invadir la autonomía en la negociación colectiva entre sindicatos y patronal, ya que quieren enfatizar la importancia de que los acuerdos anuales sobre incrementos salariales se dirijan, ante todo, a lograr que los salarios recuperen el peso que tenían en el reparto de la renta nacional en el periodo previo a la crisis. Apañaos estamos. Por eso, déjame que te cuente.

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