¿Lo enterraron hay para hacer negocio?¿o lo enterraron para aumentar el
negocio?, de todas formas es o ha sido una estrategia de marketing cojonuda,
que más de una empresa de publicidad le gustaría para sus clientes. Aún con los
muertos, esta gente hace negocio. Nada nuevo bajo el sol si echamos un vistazo
a la trayectoria de esta institución religiosa, ya que llevan haciendo negocio
con los muertos desde que Jesucristo fue crucificado, y de eso hace ya 2014
años. Bestial.
La cuestión es que esta persona fue enterrada en el claustro de la
catedral de Ávila, y fíjense ustedes qué casualidad, que entrar a la catedral,
ver el tesoro y visitar el claustro cuesta 4€. La verdad no es mucho dinero
para una persona, pero cuando son miles, para la Iglesia Católica es un negocio
redondo, que luego se ve acrecentado por los mínimos gastos que conlleva
mantener el edificio, con lo que resulta el negocio del siglo.
Todo es negocio, visitar la casa de dios, visitar e los muertos, ir a
misa, etc, etc, todo es negocio y así lo ve la Iglesia Católica y como se está
viendo, sacándole un provecho descomunal. No hay que olvidar tampoco, que el
gobierno a través de nuestros impuestos, les atiza subvenciones a parte del mantenimiento
de los edificios, y además cabe recordar que la Iglesia Católica está exenta de
pagar el IBI con lo que vayan ustedes sumando y se encontraran con toda la
riqueza que la Iglesia posee a costa de los demás. Como les digo, un negocio
redondo.
El pobre de Adolfo Suarez tenía muy claro donde quería ser enterrado, y
seguramente también tenía claro que estos vividores eclesiásticos iban a hacer
el negocio del siglo con su tumba, como así ha sido, porque seguramente Adolfo
Suarez nunca olvido que estaba en España, país de pícaros, oportunistas y
pillos que aprovechan la más mínima para sacar partido en su propio beneficio,
y como pueden ustedes apreciar da igual que sean albañiles, políticos, curas, obispos,
etc, etc, ya que la pillería no conoce color, ni oficio, sólo una buena dosis
de cara dura y si te pillan basta decir que no se sabía nada.
Pero estos de la Iglesia Católica tenían bien claro que el negocio
estaba ahí, y lo supieron cuando enterraron a la mujer de Adolfo Suarez en ese
mismo claustro. Era sólo cuestión de tiempo a que Adolfo Suarez ocupara su
lugar en el sitio sagrado para poder sacarle más billetes al negocio. Dicho y
hecho. Estos curas son unos espabilaos, ¿quién será el estratega que piensa
todo esto para obtener tantos beneficios?, a ese cura deberían de hacerlo Papa,
en vez de beatificarlo. Vaya tío por dios. “LAUS DEO”. Por eso, déjame que te cuente.
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